
La oportunidad en la incertidumbre
Reza un viejo proverbio de la sabiduría popular que un mar en calma no hace buenos marineros. El marino aprende rápido al salir a navegar que un sol radiante puede convertirse en una tormenta, que las condiciones a las que se expone pueden cambiar rápidamente y que debe estar preparado para experimentar la adversidad, superarla y salir adelante hasta la próxima vez sin dar por sentadas su suerte y su experiencia.
Antes de subir al barco, la adversidad que puede venir con la tormenta es solo una preocupación, no sabe cuándo la tormenta llegará, qué dirección tomará o cuál será su potencial de devastación. A pesar de tener instrumentos adecuados podría costarle decidir en qué dirección navegar.
Lo mismo les pasa tanto a las personas como a las organizaciones a la hora de tomar decisiones condicionadas por la incertidumbre cuando las certezas no son suficientes para sentir que todo irá bien en el futuro.
La forma en que el contexto del país en que se vive afectará la capacidad personal de progreso o la posibilidad de que las organizaciones se enfrenten a cambios difíciles de prever en los mercados donde participan, son tan solo dos de la gran cantidad de variables a considerar en el proceso de decisión, y se vuelve más complejo a medida que las variables se mezclan de manera aleatoria, porque se nos hace difícil comparar variables que aparentemente no van juntas y se nos hace fácil sobrevalorar lo conocido porque nos hace sentir seguros.
El experto en volatilidad Nassim Taleb afirma que en un mundo tan complejo como en el que vivimos lo que no sabemos termina siendo más importante que lo que sabemos a la hora de tomar decisiones.
Entonces, ¿cómo podemos reducir nuestros espacios de incertidumbre para decidir mejor?
Lo primero es comprender lo que nos pasa cuando nos enfrentamos a una gran cantidad de datos que por sí solos no muestran que curso de acción tomar. En ese sentido, la investigación sobre el juicio bajo incertidumbre (1974) de los Psicólogos Daniel Kahneman – Premio Nobel en Economía 2002- y Amos Tversky mostró que en condiciones de incertidumbre recurrimos a sesgos cognitivos que llenan los espacios en blanco sobre lo que no conocemos, haciendo que concluyamos por ejemplo que dos cosas son lo mismo porque lucen parecidas y que calculemos la probabilidad de las situaciones de manera intuitiva, sin base en el análisis profundo de los hechos.
Esto pudiera ayudar a explicar porque a los líderes de empresas que fueron muy sólidas como Blockbuster les costó advertir a tiempo los pequeños cambios en sus industrias y solo los notaron cuando ya era demasiado tarde, aun cuando las señales estaban frente a sus ojos. Lo mismo les pasa en este momento a las empresas que no están viendo que eventos como la próxima disponibilidad masiva de impresoras 3D va a alterar para siempre los mercados en los que participan.
Otra de las consecuencias de los sesgos cognitivos, es que nos cueste comprender situaciones que no vemos en nuestro contexto. Por lo que no es extraño que la mayoría de nosotros ni pensemos en cómo una protesta en Hong Kong podría afectar nuestra capacidad de compra familiar, aunque en un mundo globalizado, lo que pase en un país puede afectar la economía local de otro.
En el camino de reducir nuestros espacios de incertidumbre también es importante hacer el ejercicio consciente y creativo de tratar de unir cosas que existen y que aparentemente no van juntas para resolver un problema. La mayoría de las innovaciones que revolucionan el mundo son consecuencia de ese proceso de pensamiento. En el caso de las organizaciones el proceso comienza por aceptar que las condiciones existentes en sus mercados tradicionales no son inamovibles y que buscar puntos de dolor no resueltos en sus sectores podría agregar gran valor incluso a clientes que no tenían en el radar.
En el caso de las personas, hay que desarrollar la capacidad de observar y contextualizar los eventos que tienen el potencial de afectarnos para construir las oportunidades de progreso. En este sentido Steve Jobs dijo en el NeXT Computer de 1995 “Por lo general te suelen decir que el mundo es como es… pero esa es una visión muy limitada. La vida puede expandirse mucho más cuando descubres un hecho sencillo, que es que todo lo que te rodea lo ha hecho gente que no era más lista que tú. Y lo puedes cambiar, puedes influir en ello. Puedes construir cosas que después otros usarán.”
No es necesario esperar que llegue la tormenta para transformar la potencial adversidad y su incertidumbre en una oportunidad. Como dijo una vez el actor James Dean: “No puedo cambiar la dirección del viento, pero sí ajustar mis velas para llegar siempre a mi destino”.
Carmen Militza Buinizkiy
Gerente de Transformación Cultural de Olivia