Cómo crear empresa

Cómo hacer empresa en un mundo vulnerable

El mundo en el que vivimos es cada vez más vulnerable. La pandemia solo potenció los retos que ya existían en el mundo pre COVID19. Por caso, la hiperconexión está generando una crisis de cansancio y niveles de ansiedad creciente en las personas. Economías enteras pueden verse amenazadas por revoluciones sociales con el potencial de ocurrir en cualquier lugar, en cualquier momento y por razones que antes nunca las habrían generado. La seguridad que sentíamos propia y que dábamos por sentado fue reemplazada por un sentimiento de fragilidad y exposición. No son pocos quienes aún relacionan la actual pandemia con un acto de bioterrorimo. Cabe recordar que el biohacking y sus respectivas consecuencias se convirtieron de la mano del desarrollo tecnológico en una amenaza común.

Ante tales desafíos ¿qué necesitan hacer las empresas para sobrevivir y crecer? Quizás la respuesta esté precisamente fuera del mundo empresarial. En este caso, más que pensar fuera de la caja, varias son las experiencias que nos recuerdan que “mirar” fuera de la caja puede ser igual de valioso. En ese sentido, tres grandes enseñanzas nos pueden ayudar a posicionarnos como organización y equipo para buscar algo más que la simple supervivencia:

 

1.- La creación de un propósito centrado en resolver un problema persistente.

Cuando, en 2013, el joven holandés Boyan Slat -entonces de 19 años- decidió que se dedicaría a limpiar los océanos de plástico, se encontró con el desafío de que en el océano existen al menos cinco lugares donde las corrientes oceánicas juntan basura. Para ese momento alguien había calculado que limpiar solo uno de ellos, el “Parche de Basura del Pacífico”, de aproximadamente 1,7 millones de kilómetros cuadrados tomaría más de 79.000 años y requeriría un costo inimaginable. En ese momento, Slat no tenía recursos. Lo que sí tenía eran ideas y conceptos a probar. Gran parte de ellas terminó por convertirse en proyectos escalables cuando su equipo entendió que podía diseñar tecnología que aprovechara las corrientes marinas para recoger los residuos que ya estaban en el mar y disminuir el flujo constante de basura que llega al océano desde mil ríos en el mundo.

Hoy, su organización, The Oceans Clean Up ha puesto en funcionamiento su equipo de recolección “Interceptor” en cuatro ríos que nutren a Indonesia, Malasia, Vietnam y República Dominicana. La meta: Limpiar los mil ríos identificados en los próximos cinco años y eliminar el 90% del plástico oceánico para el año 2040.

En la misma línea de pensamiento, cada empresa -sea pequeña o grande- debe preguntarse cuáles son los problemas persistentes que quiere resolver para sus consumidores y qué aspectos del negocio necesitan algún nivel de adaptación para funcionar de manera efectiva en este mundo vulnerable.

 

2.- Incrementar la capacidad para identificar patrones:

Todos los años, unas 27 millones de toneladas de polvo proveniente del desierto del Sahara se deposita en la cuenca del Amazonas. Gran parte es rico en fósforo y contribuye a nutrir el suelo para que los árboles puedan crecer. El fenómeno fue dado a conocer en 2015 por científicos del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA luego de estudiar por años los datos registrados por el satélite CALIPSO. El mundo que observamos está repleto de interacciones de todo tipo. Esas interacciones mantienen un equilibrio ecológico en los sistemas de los que las personas somos parte. Comprender cómo mantener y hacer crecer una empresa en un mundo vulnerable requiere no solo comprender el contexto inmediato en el que esta opera, sino ampliar la mirada hacia los sistemas ecológicos que impacta y los patrones que al alterarse podrían afectar su robustez.

 

3.- Generar confianza basada en acciones oportunas.

Una vez que el 31 de diciembre de 2019 funcionarios de salud de Wuhan anunciaron el descubrimiento de una neumonía viral, Taiwan se lo tomó muy en serio: el primero de enero de 2020 comenzó a hacer evaluaciones médicas a todos los pasajeros que llegaban desde esa región de China. Lo hizo tres semanas antes de que otros aeropuertos del mundo empezaran a seguir su ejemplo.

Se habían estado preparando para eso desde la última crisis del virus del SARS en 2003. El resultado: hasta el 15 de abril, Taiwan reportó solo 395 casos confirmados y seis muertes sin declarar cuarentena obligatoria. El país usó la tecnología y las redes sociales para crear sistemas de inteligencia colectiva que les permitiera comunicar de manera oportuna lo que pasaba y responder rápidamente a los rumores con campañas centradas principalmente en el humor; también generaron espacios de co-aprendizaje, escuchando las ideas de los ciudadanos en cuanto a cómo cuidarse mejor.

En una conferencia TED, publicada a principios de junio, la ministra de Digitalización de Taiwan, Audrey Tang, señaló: “Cuando un país ha tenido crisis de confianza en el pasado, estás obligado a construir nuevas herramientas que pongan la confianza primero”. Es el mismo caso para las empresas: están llamadas a generar mecanismos que pongan la confianza primero, tanto de sus colaboradores como de sus clientes.

Si las empresas centran sus recursos estratégicos en resolver los problemas persistentes de las personas, se aseguran de identificar patrones que conecten los problemas con soluciones cada vez más efectivas y actúan de manera oportuna entendiendo el momento que viven, serán capaces de generar confianza y de reducir los espacios de incertidumbre que retrasan la adaptación en contextos complejos. Como expresa el escritor israelí Yuval Noah Harari, en su libro 21 Lecciones para el siglo XXI (Spiegel&Grau, 2018): “En un mundo inundado de información irrelevante, la claridad es poder”.

De Carmen Buinizkiy, Gerente de Proyectos de Transformación cultural de  OLIVIA